La salida de Messi desata una tempestad exigiendo la dimisión de Bartomeu

No sólo es una crisis deportiva. Muestra el grado de frustración que rodea la vida política, económica y social de Cataluña por la revolución de ricos contra pobres, de lucha cainita interminable entre jacobinos que buscan únicamente sus propios intereses y desprecian todo lo demás (y a todos los demás).



Enome indignación en la hinchada del FC Barcelona, en todas las peñas, porque la junta directiva no haya dimitido tras el ridículo del equipo en Lisboa en paliza histórica en la Champions antes el Bayern de Múnich. Mayor rechazo aún a la forma en la que se está deshaciendo el equipo. Y rabia e ira finalmente ante la salida de Leo Messi, que refleja su hartazgo y condena de unos directivos que no han querido asumir sus responsabilidades.



Indigna aún más que la junta directiva quiere hacer un negocio con Messi cuando se le debería dejar salir, como es su voluntad, con total libertad, para comenzar una nueva vida y carrera profesional. Que el club quiera librar una batalla contra su jugador de referencia, figura icónica de la historia del club, muestra lo peor de una gestión de incapaces e irresponsables. Una especie que brilla desgraciadamente para Cataluña en los cuadros de sus dirigentes a diferentes niveles.