Griezmann cambió de idea, De Jong al rescate y culebrón Neymar

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El FC Barcelona afronta su tercera temporada con Ernesto Valverde al mando como vigente campeón de Liga, título de la regularidad en el que sin duda es el rival a batir en la última década, con el liderazgo de Leo Messi y los refuerzos de Antoine Griezmann y Frenkie de Jong como nuevos argumentos, pero bajo la lupa del estilo.

Con 8 títulos de los últimos 11, el cuadro culé es claro dominador del torneo doméstico. La regularidad es la bandera del Barça, aunque esta temporada tendrá un poco más enquistada la obligación de pelear por la Liga de Campeones. Además, Ernesto Valverde se enfrenta al debate azulgrana de toda la vida, o al menos el que se instauró con la firma de Johan Cruyff: el estilo que tiene que definir al FC Barcelona.

Los números están con Valverde: de 76 partidos ligueros, cuatro derrotas en dos Campeonatos. LaLiga es coto privado del Barça, bajo la batuta del cinco veces ganador del Balón de Oro y seis veces Bota de Oro. Messi lidera con el brazalete y sobre el campo, y marca las diferencias más si cabe en LaLiga desde que el año pasado Cristiano Ronaldo dejara el Real Madrid por la Juventus de Turín.

La llegada del técnico extremeño dio una fiabilidad que el equipo culé explota en el torneo doméstico. Las dos ligas de Valverde parecían sentenciadas en Navidad, y así terminó siendo. En la de su estreno solo perdió contra el Levante en la penúltima jornada, cuando eso sí buscaba un título inmaculado. El año pasado, en la primera vuelta hizo criba y dejó a Atlético y Madrid a dos y más partidos.

A finales de marzo la liga ya estaba sentenciada, la décima en 15 años, la 26ª por las 33 récord del Madrid. Sin embargo, a Valverde le persiguen las formas, la dependencia de Messi y el hecho de haber cerrado la puerta a la cantera. A pesar de ganar dos ligas, una Copa del Rey y una Supercopa, el técnico no tiene un apoyo unánime en Barcelona, ni tampoco en la afición, pero sí parece que en el vestuario y el de una directiva que le renovó antes del mal final de campaña.

Griezmann cambió de decisión

El gran trauma ha sido la Champions, un doble trastazo contra Roma y Liverpool que eclipsa esos números. Ahora, el Barça se ha reforzado con dos nombres importantes: Griezmann y De Jong. El francés ya fue deseado el pasado curso, pero la famosa "Decisión" le dejó en el Atlético. Pese al jugueteo, el galo ha caído de pie en el Camp Nou como se pudo ver en el Joan Gamper, presentación del club.

La afición azulgrana ha pasado página en pos de disfrutar del Principito, pieza que puede acoplarse a la perfección en cualquier posición ofensiva, con un juego de asociación ideal para jugar en Barcelona y mucha calidad. La adaptación aún está por ver, con el resquemor de una plantilla a la que rechazó una vez, pero la pretemporada dejó buenas señales y actuaciones.

Valverde refuerza así una parcela ofensiva potente mientras el verano ha traído con fuerza el culebrón Neymar, con el brasileño lanzando SOS hacia la que fue su casa, tras dos años en el París Saint-Germain. Sin embargo, con las arcas vacías y la plantilla repleta, cada día que pasa aleja el regreso de un jugador que se marchó a la francesa.

Con el mercado abierto hasta final de mes todo puede pasar y la pieza clave podría ser un Philippe Coutinho, quien en un año y medio no ha demostrado nada, ni siquiera ganas, y que ya fue centro de las críticas de la afición. Al brasileño incluso se le ha buscado salida este verano, pero 160 millones parecen difícil de recuperar y podría ser moneda de cambio en la vuelta de Neymar.

En cambio, en el FC Barcelona sí confían en Dembélé, perfil del brasileño, como ese jugador que rompe en el uno contra uno. El francés inicia su tercera temporada de azulgrana y se espera que pida sitio y explote su potencial. Además sigue un Luis Suárez que, a sus 32 años, tiene hambre para seguir compitiendo. Al uruguayo y al resto del plantel les motiva Messi. El argentino, en su segundo año de capitán, lleva ya 15 temporadas peleando por ser cada día el mejor y ha ido evolucionando en su juego, sabiendo retrasar su posición, generar y terminar jugada.

El estilo no se negocia: De Jong, al rescate

El  "10" marca el ritmo, la velocidad, la presión y la identidad de un Barça muy distinto cuando no está el rosarino. Messi es el máximo goleador pero también el máximo asistente, un motor natural para el resto de camisetas y para la afición cuando jueguen en el Camp Nou. Por otro lado y pese a ser un recién llegado, De Jong puede ser otra clave en el año azulgrana, por sus cualidades y esa admirada escuela holandesa.

El joven centrocampista parece que será quien refuerce la identidad culé como pide el pueblo, la de Cruyff y su historia moderna, que con Guardiola o Luis Enrique le hizo campeón de todo. Fue uno de los pilares del espectacular último año del Ajax, llegando a semifinales de la Champions con un juego protagonista desde la posesión, pero vertical y ofensivo. El holandés llega para dar frescura en una parcela vital para el Barça y que el año pasado se resintió e hizo aguas.

Nadie rindió, ni Busquets, ni Rakitic ni un Arthur novedad al que demasiado rápido se le vistió de Xavi. Ante ese mal funcionamiento, el pragmatismo de Valverde le llevó a Arturo Vidal, cuando su solo fichaje ya había levantado ampollas en Can Barça. De Jong marcará el camino como enseñó en pretemporada, donde dio un recital tras otro, con la intuición de adelantarse al rival, de montar los ataques desde su robo y de acompañar cada jugada siempre bien colocado.

El cambio de Neto por Cillessen

El Barça ha traído también de fuera al portero Neto, en un extraño cambio por Cillessen con el Valencia y para darle competencia a un Ter Stegen que cada año agranda su figura, y Junior Firpo, del Betis, para mantener alerta y también más fresco a Jordi Alba, una posición descuidada últimamente.

Mientras, Aleñá y Wague, ascendido este verano al primer equipo, son los canteranos supervivientes, y Riqui Puig o Carles Pérez se quedan sin hueco. Y es que la luz no la busca ya el Barça en La Masia. Si bien es cierto que las generaciones que vienen no son los Piqué, Iniesta, Xavi o Messi, el tradicional flujo de categorías inferiores ha desparecido. Ahí se señala a Valverde pero también a la directiva como culpables.

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