David Ferrer dice adiós en una Caja Mágica entregada al campeón

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Emoción, gritos de "Ferru, Ferru", lágrimas, discursos... Toda la Caja Mágica se rindió a sus pies. David Ferrer puso este miércoles punto y final a su carrera deportiva a la edad de 37 años (cuatro meses más que Federer) y después de ser considerado por muchos como uno de los grandes rivales del denominado Big 4 y el mejor sin tener un Grand Slam.

La derrota ante el alemán Alexander Zverev (6-4, 6-1) cerró casi dos décadas en el mundo del tenis para el de Jávea, un jugador respetado y querido por todo el circuito, y al que seguramente sólo le faltó la gloria en un grande para haber agrandado aún más la figura de un luchador que sacó el máximo partido a sus condiciones físicas y tenísticas y capaz de brillar en todas las superficies.

Con 1.111 partidos en sus incansables piernas, Ferru se marcha de este deporte cuando ha querido, como ha querido y en buena salud física. La ATP pierde a un hombre de hierro, que fue capaz de codearse con los mejores en una de las épocas más gloriosas de este deporte, en la que tuvo que compartir protagonismo con Rafa Nadal a nivel nacional, y con el balear, Roger Federer, Novak Djokovic y Andy Murray, el denominado Big 4, a nivel mundial.

El alicantino lo deja con 734 victorias en su cinturón, el undécimo de la historia de la Era Open, y con un total de 27 títulos individuales, 13 de ellos en tierra batida, pero otros 12 en pista rápida, donde siempre aseguró que sacaba más partido a sus cualidades y que era su superficie por encima de la arcilla. También hay dos en hierba, muestra de una polivalencia que le llevó a ser un asiduo del Top 10.

En esa franja entró a finales de enero de 2006 y posteriormente se instaló un año desde septiembre de 2007 a octubre de 2008. Cayó luego en el ranking, pero fiel a su carácter, resurgió en 2009 para volver entre las mejores raquetas y quedarse allí hasta mediados de 2016, una longevidad al alcance sólo de los mejores, a los que miró de cerca desde su tercer lugar de la clasificación en 2013.

A excepción de a Roger Federer, que fue su bestia negra con 17 victorias en 17 partidos, al resto del Big 4 le ganó en varias ocasiones (5 a Djokovic y Nadal y 6 a Murray).

También se le resistió un título en un Grand Slam. Sólo pudo disputar una final, la de Roland Garros en 2013, y allí aguardaba el rey Rafa Nadal. Además, alcanzó otras cinco semifinales (US Open 2007 y 2012 -Djokovic-, Australia 2011 -Murray- y 2013 -Djokovic-, y Roland 2012 -Nadal-), y llegó a pelearle a Federer el título de maestro en 2007. Su mejor éxito, por categoría, fue el Masters 1.000 de París-Bercy en 2012.

Profesional desde el año 2000, a caballo entre el final de la generación de los Albert Costa y Carlos Moyà y en la que emergía su inspirador Juan Carlos Ferrero, empezó a ganar pronto, en 2002, y pese a sufrir luego una larga sequía, de 2006 a 2015 ganó siempre como mínimo un título, menos en el 2009 donde perdió sus dos finales (Godó y Dubai).

Meritorio fue su 2012, con siete trofeos en su haber en todas las superficies, o el 2015, ya con 33 años, cuando se llevó cinco.

Pero Ferru también será recordado por su paso por la Copa Davis, competición que ganó en tres ocasiones (2008, 2009 y 2011), más otra final en 2012. Ferrer fue uno de los líderes del equipo español y tras ganar el año pasado a Philipp Kohlschreiber dejó su balance en 28-5, con sólo una derrota de 17 partidos en tierra, en esa eliminatoria ante Alexander Zverev.

El actual número cuatro del mundo, el bielorruso Voltchkov en su debut en la Davis en 2006, el argentino David Nalbandián, el suizo Marco Chiudinelli y el francés Gael Monfils son los únicos que pueden presumir de haberle ganado en este evento, donde dejó verdaderas batallas y grandes partidos.

En 2012, sin Nadal, lideró a España hasta la final del O2 de Praga, al que silenció con sus demoledoras victorias ante Stepanek y Berdych, aunque la derrota en el quinto punto de Nico Almagro le impidió saborear otra Ensaladera.

Después de 20 años de tenis al máximo nivel, David Ferrer pone punto final a su carrera con 1.111 partidos disputados y un balance de 734 victorias y 377 derrotas. Veintisiete títulos llenan un palmarés de ensueño, con tres Copas Davis, y el recuerdo de jugador incansable, noble en la pista, que nunca se rinde y un ejemplo de valores también fuera de la cancha.

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