Charles Leclerc y Lewis Hamilton, duelo directo de Ferrari y Mercedes

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Charles Leclerc (Ferrari) -dos vueltas perfectas- logró la pole position del Gran Premio de Austria, novena cita del Campeonato del Mundo de Fórmula 1. El alemán Sebastian Vettel (Ferrari) fue décimo por ni salir a pista en la tercera tanda clasificatoria. Carlos Sainz (McLaren) se situó decimoquinto, antes de ser sancionado por cambiar el motor.

Leclerc firmó su segunda pole de la temporada gracias a un mejor tiempo de 1:03.003, durante una Q3 muy amarga para su compañero de equipo. El bólido de Vettel sufrió algún tipo de percance mecánico, todavía sin detallar por parte de Ferrari, y el conductor germano ni saltó al asfalto del circuito Projekt Spielberg.

El británico Lewis Hamilton (Mercedes) fue el segundo calificado, a 0.259 del monegasco, y el neerlandés Max Verstappen (Red Bull) acabó en el tercer lugar. Aclamado por las gradas del Red Bull Ring hasta quedarse a 0.436 de un Leclerc que podría verse beneficiado, de cara a la carrera dominical, si Hamilton es sancionado por un lance ocurrido durante la Q1 con el finlandés Kimi Raikkonen (Alfa Romeo).

En una jornada con bastante menos viento que en la víspera, esa Q1 dejó cribado al mexicano Sergio Pérez (Racing Point) junto al canadiense Lance Stroll (Racing Point), al ruso Daniil Kvyat (Toro Rosso) y a los dos Williams, el británico George Russell y el polaco Robert Kubica.

Lo más destacado había sido una salida de pista sin consecuencias de Kvyat, que ya no pudo enmendar tal error para acceder a la Q2. Precisamente, esa segunda tanda fue el límite de Sainz, que no arriesgó al saber que será sancionado con partir en el fondo de la parrilla, a causa de haber cambiado su motor los días previos a rodar en Spielberg.

Al igual que el piloto madrileño, tampoco pasaron a la definitiva Q3 el francés Romain Grosjean (Haas), el alemán Nico Hulkenberg (Renault), el tailandés Alexander Albon (Toro Rosso) -también sancionado con varias posiciones- y el australiano Daniel Ricciardo (Renault).

Bajo la incertidumbre de qué estaba ocurriendo con el coche de Vettel, sospechando sus ingenieros que el sistema de refrigeración era lo que no funcionaba de manera correcta, el alemán se quedó en el garaje por precaución. Asistió desde lejos a cómo su compañero se adjudicaba la pole con la ayuda de un buen rendimiento de los neumáticos blandos.
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